sábado, 28 de diciembre de 2013

Marcus XIV

La comida que había hecho Marcus estaba deliciosa. No me imaginaba que cocinase tan bien. De hecho, ni si quiera me imaginaba que cocinase.
-Estaba muy rico, de verdad.-felicité a Marcus.
-Eso eres tú que tenías mucha hambre.
-Pues también puede ser.-respondí entre risas.
Llevé los platos a la cocina y me puse a fregarlos no sé si por cordialidad o por costumbre. Él me observaba lavarlos divertido mientras tarareaba una canción de Coldplay. Me lavé las manos con suavidad mientras él se acercaba a mí rodeándome la cintura. Sacudí las manos en el fregadero me giré y las introduje por dentro de su camiseta.
-¡Joder! ¡Están heladas!-Chilló mientras se apartaba. Yo reía a carcajadas.
-Hoy estás de un corta rollos…-dijo dándose la vuelta.
-¿Yo?-respondí.-Venga ya, no me seas tonto.
Anduve hasta donde estaba él y posé mis manos en sus hombros. Me puse de puntillas estando así lo más cerca posible de su boca. Sus ojos color esmeralda brillaban como nunca y su respiración se había acompasado a la mía. Ojalá pudiese detener el tiempo en este instante.
Entonces él me besó. Pero no como me había besado otras veces, esta vez era más intenso, más apasionado, más real aún. Me subió y me agarré a su cintura con mis piernas. Me sentó encima de la mesa tirando el frutero y un vaso al suelo. Ni si quiera escuché el sonido del cristal al romperse. Solo notaba su lengua que bailaba con la mía. Metió sus manos por mi camiseta acariciándome suavemente la forma que me hacía el sujetador. Sus besos pararon y bajaron poco a poco a mi cuello. Le quité la camiseta mientras acariciaba sus pectorales. Fue desabrochando uno a uno todos los botones de mi camisa mientras iba dándome en beso en cualquier parte al azar. Tiró la camisa al suelo y yo le quité los pantalones dejándoselos caer en los tobillos. Él terminó de quitárselos mientras me subía a su cintura de nuevo. Entre beso y beso llegamos al salón bajándome al suelo. Busqué el sofá con la mirada, le acerqué a él y lo tiré. Subí encima suya mientras él desabrochaba mi sujetador. Me abalancé contra él y le besé mordiendo su labio. Estaba temblando y dejé que se pusiese él encima y tomase el control.
-¿Estás segura?-preguntó.
-Sí…-susurré.
Pero antes de que le diese tiempo a hacer nada un ruido nos sacó de nuestros pensamientos. Un extraño ruido…

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