sábado, 28 de diciembre de 2013

Marcus XVII

Hacía calor. Bastante además. Sara y yo caminábamos en silencio, al mismo ritmo, primero un pie y luego otro. La notaba preocupada, pero ella no era de las que cuentan sus problemas, así que sobraba el preguntar. Un escalofrío recorrió mi cuerpo y tuve la necesidad de parar en seco mirando hacía atrás.
-¿Qué pasa?-preguntó Sara.-¿Una mala sensación?
-Sí, algo así. Pero seguro que no es nada.-dije volviéndo a caminar.
-¿Crees que...-ella comenzó a hablar pero no termino la frase.-Olvídalo, no es nada.
-¿Si creo qué que Pablo venga a la fiesta va a ser bueno?-dije.
-Exacto.
-No lo sé.-respondí.-Sinceramente no tengo ni idea, pero si pasa algo, siempre estamos a tiempo de echarle. Es tu casa.
-Lo sé... es solo que... me preocupa... Bueno, olvídalo. ¿Ese no es Marcus?
Quería continuar la conversación pero Marcus nos había alcanzado, era demasiado tarde. Le besé pero Sara me tiró de la camiseta. Separando a Marcus savemente la miré y luego seguí sus ojos con la mirada. Detrás de Marcus venía Javi y otro chico.
-Mierda.-mascullé.
Marcus nos presentó a Javi y al otro chico, David.
-Juraría-dice Javi.-Que tu novia es de las chicas más guapas que conozco.
Marcus le mira y luego me mira a mí y a Sara. David, el nuevo, asiente corroborándolo con la cabeza.
-Si no fuese tu novia...-intenta decir de nuevo.
-Pero lo soy.-respondo con fuerza.
Marcus sonríe y me besa suavemente en la frente. ¿He dicho que soy su novia? Soy su novia pero... dicho de mí suena hasta raro. Charlamos animadamente hasta que llegamos al entrenamiento. Sara y yo nos sentamos a ver el entrenamiento. Su punto fuerte no era el fútbol pero a mí me apasionaba desde pequeña. Estaba tan concentrada en lo que hacían que no me dí cuenta de que mi móvil vibraba hasta que me aviso Sara. Miro el WhatsApp, es de Javi y dice:"no le digas a nadie que soy yo y ven por favor, ven. Vestuarios."
-Vuelvo en un  minuto.-digo mientras voy a bajar las escaleras.
No tengo ni idea de donde tengo que ir. Recorro los pasillos donde creo que están los vestuarios, una bombilla medio fundida en uno de ellos me da escalofríos. Dejo ese pasillo a mi izquierda y continúo buscando.
-¿Alicia?
Doy media vuelta, y Javi está ahí, parado, de pie. Me acercó a donde está él, guardando mucho las distancias.
-¿Qué quieres?-respondo de forma fría. Muy fría. Lo más fría que puedo.
-Nada.-responde.- Pasa, por favor.
-¿Para qué?-pregunto.
Ni si quiera me da tiempo a esperar una respuesta cuando  agarra fuerte mi muñeca y me mete en el interior. De un golpe me tira al suelo. Tiene una fuerza increíble. No veo qué hace pero a los pocos segundos me ha vuelto a levantar del suelo. Me mira fijamente a los ojos, puedo jurar que no he estado más nerviosa en mi vida. Tiemblo de arriba a abajo. Intenta besarme. ¡Está intentando besarme! Le aparto lo más fuerte que puedo, empujándole. No sirve de nada.
-¿¡Qué coño haces?!-le chillo. Pero no me escucha.
Choca mi espalda contra la pared y mete sus manos bajo mi camiseta. Sus manos frías ponen mi piel de gallina. Sube la mano y rodea la copa del sujetador.  Empieza a besarme. Su cuerpo me presiona y no me deja escapar. No puedo hacer nada. Estoy atrapada. Mi interior chilla pero por fuera no hago nada. Estoy paralizada.

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