domingo, 19 de enero de 2014

Marcus XXIII

Le miro fijamente a los ojos. Preciosos ojos. Esta parado frente a mí. Podría jurar que me atraviesa con la mirada. No sé que hace aquí. Mi primer impulso es cerrarle la puerta en la cara, chillarle que se marche, que se vaya, que no vuelva. Sin embargo, espero callada, sin apartar la mirada. Hace un amago de tocarme pero se echa atrás. Escucho su respiración, desigual.
-Hola-dice.
-¿Quién eres?-pregunto.
-Vengo a pedirte perdón.-noto como tiembla su voz y veo como sudan las palmas de sus manos.-Perdón porque Javi ha sido un gran hijo de puta. Tú no te merecías algo así. Perdónale, por favor.
-Yo...-no sé bien qué decir. Ese chico parece noble y sincero. Su mirada me resulta tan familiar...-Gracias.-consigo pronunciar.
Voy a cerrar la puerta pero entonces introduce su pie y agarra mi mano.
-Solo quiero pedirte algo, recuerda de donde vienes.
Luego él se da la vuelta y se va.
¿Qué recuerde de dónde vengo? ¿Qué quería decir con eso? El vacío en mi interior me abruma por momentos. Ha venido a pedirme disculpas por Javi. ¿Sería su hermano? Eran exactamente iguales. Marcus me abraza por la espalda, al principio me asusto, pero luego cierro los ojos y me relajo. Cierro la puerta y Marcus me pega a ella. Le beso suavemente en los labios mientras acaricio su nuca con mis manos. Hace unos minutos le he dicho que no quería hacerlo con él y ahora es lo único en lo que pienso. Me subo encima suya rodeando su cuerpo con mis piernas. Me tira en el sofá y me quita la camiseta. Quiero hacerlo con él, aquí, ahora. Sé que es el momento, pero escucho las llaves y la puerta abrirse. Marcus se sienta en el sofá y yo me pongo la camiseta. Mi madre entra en el salón y comienzo a reír a carcajadas.
-Espero-comienza a decir mi madre.-no haber interrumpido nada. La próxima vez llamaré al timbre.
Se ríe y entra en la cocina. Mi madre siempre ha sido así de liberal. Sabe que Marcus es mi novio y que pasará lo que tenga que pasar. Marcus me mira sonrojado.
-¿Te has fijado que suegra más maja tienes?-le digo.
-Eres imbécil.-responde haciéndome cosquillas.
El móvil suena. Es Carla. Un escalofrío recorre mi cuerpo.
-¿Sí?
-Alicia...¿puedes venir a mi casa, por favor?-la escucho sollozar detrás del teléfono.
-Por supuesto. El tiempo de llegar-le digo.-Y tranquilízate, por favor.
Marcus me acompaña en silencio todo el camino. Cuando llegamos ella está sentada en los escalones de fuera con la mirada perdida y pensando en Dios sabe qué. No se da cuenta de que hemos llegado hasta que pongo una mano en su hombro. Levanta la cabeza y clava sus ojos en los míos. Están llorosos. Hinchados. Tiene un gran moratón en la parte derecha de la cara. "Cabrón" pienso. Se levanta y me abraza. Llora durante un buen rato. Luego la separo de mí. No sé bien que estoy haciendo pero cojo sus llaves y entro. Ni si quiera saludo, subo a su cuarto, cojo una maleta, los libros, un pijama y algo de ropa. Voy a salir por la puerta pero ese cabrón me para. Agarra fuerte mi codo, demasiado fuerte.
-¿Dónde coño crees que vas, niñata?-espeta.
-Púdrete.
Me libro de él y salgo pegando un portazo. Carla me mira atónita. Cuelgo la mochila a mi espalda y le sonrío.
-¿Dónde está tu madre?-pregunto.
-Mi abuela está enferma. Está cuidándola.-responde.
-Perfecto. Vámonos.
El camino de vuelta a casa es tranquilo. Carla vive lejos. Le pido Marcus que vuelva a casa pero no quiere dejarnos solas. Al final accede. Su casa solo se separa dos calles de la mía. Ha oscurecido. A lo lejos veo a alguien. Una sombra. "Qué raro" pienso, pero no le doy mayor importancia. Hasta que puedo verlo bien. Y solo se me ocurre una cosa, correr.

jueves, 2 de enero de 2014

Marcus XXII

 "Soy yo con nueve años. Estoy en el cuarto jugando con mis primas una noche de Halloween. Ellas salen a comer tarta pero yo no tengo hambre así que me quedo en la habitación. Mi tío entra. Se acerca a mí. Se acerca demasiado. Va a meter su mano por mi pantalón cuando.."
-Alicia, Alicia cariño tranquila.-escucho decir a mi madre.-Tranquila cielo, solo ha sido una pesadilla.
Cuando abro los ojos la veo a ella, y a Sara sentada en un sillón. Estoy en el hospital. Acabo de tener una pesadilla horrible. Horrible y real. Esta es una de las cosas que conseguí olvidar pero que parece que han vuelto. Lo último que recuerdo es el frío del suelo en mi espalda y la mano de Javi apretándome fuerte, muy fuerte. Luego Sara gritó y...
-¿Qué hago aquí?-pregunto para averiguar qué pasó ayer.
-¿Por qué no me contaste lo de ese chico?-responde mi madre.
-Lo siento... Sé que debía haberlo hecho pero, pensaba que era una chiquillada, que se le pasaría.
-Alicia, podría haber pasado algo peor, algo mucho peor. No vuelvas a ocultarme algo así nunca, por favor.-suplica mi madre-Sara lleva aquí toda la noche, ella podrá explicarte mejor lo que pasó.
-Cuando llegué-comienza a decir-Javi te tenía inmovilizada. Grité para llamar a Marcus entonces él se dio cuenta de que había entrado y tú te desmayaste. Marcus y Javi comenzaron a pelearse. Mientras llamé al 112 y a tus padres. Con suerte la policía llegó al tiempo en que Marcus consigió reducir a Javi. Y a ti te trajeron al hospital para ver si ese cabrón te había hecho algo más grave que no se viera exteriormente. Por suerte, no hay indicios de nada. Te darán el alta en unas horas.
-¿Por qué fuiste a mi casa?-pregunto.
-Te llamé y no lo cogiste. Tuve un mal presentimiento y...llamé a Marcus para ir a ver si te había pasado algo.
-Gracias.-respondo- Muchas gracias.
-Le hemos denunciado-añade mi madre-Es lo que se merece.
A las pocas horas me dan el alta. Mi madre se siente culpable, lo noto. En cierto modo, debe sentirse así. Si hubiese estado en casa esto no habría pasado, pero no voy a reprochárselo. Nunca lo hago. Me meto bajo la ducha. El agua está demasiado caliente pero no me molesta, todo lo contrario, me reconforta. Tardo una hora aproximadamente en salir del baño. Una camiseta ancha me cubre y dejo caer mi cuerpo sobre la cama. Estoy muy cansada así que tardo poco en quedarme dormida.
Despierto sobresaltada de una pesadilla. Sara está sentada en el suelo de mi cuarto.
-Buenas bella durmiente.-dice.-Tu madre ha salido y me ha pedido que me quede contigo, no quiere dejarte sola.
-A buenas horas.-respondo con frialdad.
-No seas dura con ella.-me dice-No están pasando una buena racha.
"Ni yo tampoco" pienso. Pero simplemente sonrío y salgo de la habitación hacía el salón. Nos sentamos a ver una película y Sara se queda dormida en el sofá. Debe de estar muy cansada así que decido no despertarla. Cojo el móvil. Marcus me ha llamado como unas veinte veces. Pobre, debe estar preocupadísimo. Le llamo.
-¿Alicia?-dice él.
-Hola Marcus.-respondo alegre.
-Alicia cielo, te he llamado mil veces. ¿Cómo estás? Siento no haber estado contigo en el hospital. Sara me dijo que ella se encargaba y que así tu madre no haría preguntas.
-No te preocupes.-respondo-¿Qué haces hoy? Quiero verte.
-¿Me paso a buscarte en dos horas, vale? Un beso guapa.
Le cuelgo. Nunca me despido de él porque no sé qué decirle. Lo quiero, claro que lo quiero pero no soy de decir esas cosas. Sara se ha despertado y está sentada mirando a un punto fijo, ida.
-¿Qué te pasa?-pregunto-Ahórrate el nada.
-¿A mí? Solo estaba pensando. Tenemos que avisar a la gente para el cumpleaños de Lydia.
-Sí-no quiere hablarlo así que tampoco insisto-Mañana me encargo de llamar y eso, no te preocupes.
Marcus llega una hora y media después de hablar con él, para entonces Sara ya se ha ido. En un principio íbamos a salir a dar una vuelta, pero no me apetece. Nos quedamos en mi casa. Llevo la camiseta ancha y él se quita la suya. Me besa; lo beso; así una y otra vez. Soy yo esta vez quien da el primer paso y desabrocho sus pantalones. Él me quita la camiseta. Baja dándome besos desde mi boca hasta el ombligo, luego sigue bajando. Va a bajarme las bragas pero antes se acerca a mi oído. "¿Estás preparada?" "Sí" respondo. Bajo sus pantalones y me subo encima suya. Noto sus manos frías. Frías, demasiado frías. Dejo de besarle y le miro fijamente a los ojos. Quería hacerlo con él pero ahora ya no lo tengo tan claro.
Me siento en la esquina del sofá y pego las rodillas a mi pecho. Estoy temblando y llorando. Las ímágenes de lo que hizo mi tío aquel día no dejan de pasar. Esa pesadilla que había conseguido olvidar han vuelto. Marcus se sienta a mi lado y me abraza. Nos llevamos así un buen rato. Me siento tan culpable qué...
-Lo siento-consigo pronunciar.
-No tienes nada que sentir pequeña.-responde-¿Quieres contarme...qué te ha pasado?
-Nunca lo he hablado con nadie...-comienzo a decir-cuando era pequeña mi tío intentó abusar de mí. Había conseguido "olvidarlo" pero Javi ha traído de vuelta los recuerdos. Y...tengo miedo. Lo siento.
-Quien lo siente soy yo. Voy demasiado deprisa. Culpa mía. No te preocupes ¿vale? Ya solo son recuerdos. Tranquila.-dice mientras me abraza de nuevo.
Mi cabeza queda justo en el hueco de su hombro y creo que no hay nada más perfecto que eso. Me gustaría pasarme ahí todo el tiempo del mundo pero el timbre suena rompiendo este momento. Me visto y abro la puerta, pero detrás esta una persona que jamás pensaba volver a encontrarme.

miércoles, 1 de enero de 2014

Marcus XII

Corría en una cancha de baloncesto. Los pies me temblaban de la presión de mi cuerpo. El sudor recorría mi cara o eran las lágrimas, ¿quién sabía? En aquel instante el centro de la pista se convertía en un agujero negro y yo era atraída hacía él. Corría para salir de allí pero no podía. Y entonces me hundía, me hundía hasta que...
-Cariño, cariño.-era la voz de mi madre.- ¿estás bien? Tranquila cielo, has tenido una pesadilla.
-¿Cuándo habéis llegado?-pregunté exahustada.
-Anoche. Estabas dormida así que no quisimos despertarte. Estás sudando. ¿Qué has soñado?
-No lo sé... Solo ha sido un mal sueño.
Pero no solo había sido un mal sueño. No tenía ese sueño desde... desde hace mucho tiempo y eso me aterrorizaba.
Cogí el móvil y llamé a Sara, tenía que contárselo todo.
-Pero... ¿dices que la nota aquella te la puso Javi?-preguntó.
-No lo sé, pero supongo que sí.
-Pero ese chico no te conocía Alicia. Seguro que lo de "punto a favor" no iba con doble intención. Tranquila.-dijo Sara.
-Espero. Hacía años que no tenía esa pesadilla.-respondí.
-No te preocupes. Mañana será otro día cielo. Te dejo. Tranquilízate ¿vale?
-Un beso. ¡Gracias!
Colgué. Me vestí y bajé a desayunar. Echaba de menos a Marcus y eso que no hacía ni un día que no le veía. Pero necesitaba verlo. Necesitaba estar con él. Con él me sentía segura.
-Alicia, hace un rato ha llamado un chico preguntando por ti. No ha dado su nombre.-mi padre me miraba de reojo mientras leía su periódico.- No quiero novios-concluyó.
Entonces me llegó un WhatsApp. "Mi casa está sola todo el día. ¿Quieres venir a comer?"
A comer..."Vale. En media hora estoy allí." Contesté.
Abrí el grupo de WhatsaApp que tenía con Sara y las demás y mandé una captura de la conversación con Marcus. Algunos mensajes como "Uhhh" y "Ten cuidado, con protección" llegaron acompañados de alguna que otra broma.

Pero, fue mi forma de decirles que yo tenía plan para esta tarde, o al menos, eso pensaba...